Dentro de mi que hacer en los diez días del encuentro de ciencia y tecnología tuve que hacer acopio de la máxima fuerza de voluntad para no mandar a la cresta al "maestro" designado para trabajar la expresión artística. Oscar Castro llegó de Francia invitado por Fernando Flores y no puedo concebir tipo mas egocéntrico y más fuera de lugar en una experiencia pedagógica como la que tuvimos. Sus colaboradores, asistentes o suches, como quiera que se les llame, no cesaban de seguirlo y decir amén a todo lo que ordenaba, emitiendo comentarios des-contextualizados respecto de los objetivos que teníamos.
Continuamente cambiaba los guiones y las estructuras sometiendo a los y las estudiantes a una presión y estrés que rayaba en la estupidez. Son Estudiantes Carajo!!!
Uno de los asistentes al empezar un ensayo y habiendo nosotros (los músicos de la obra, chicos con gran talento y disposición que se entregaron dulcemente a mi dirección) dispuesto nuestros instrumentos y atención para este ensayo, nos dice " A ustedes no los vamos a usar ahora así que necesito que hagan silencio". Yo me paro de la silla y con no se que cara de absoluto odio le pregunto "¿como fue que dijiste?", cuando me repite la frase contuve la ira y le respondí que a nosotros (en frente de todos los actores, músicos, bailarines, cantantes y extras) nadie nos "usa"... "nosotros estamos aquí para hacer una obra de teatro conjuntamente con todos y todas quienes se encuentran en el teatro, venimos a aportar y nadie nos usa!" fueron mas menos mis airadas palabras. Su rostro desencajado por la sorpresa de mi actitud se recompuso con harto esfuerzo y me dijo que se había expresado mal, que no iban a usar música en este momento y si podíamos hacer silencio por favor.
Cuando llegó Oscar Castro, media hora más tarde, fue en plan de dejar en claro algunas cosas. primero que esta era una obra de teatro y que el que no estaba dispuesto a seguir las ordenes se tenia que ir no más. Al ver mi rostro de molestia me pregunto si estaba enojado y le respondí que si. Me dijo que luego arreglaríamos nuestras diferencias pero que ahora debíamos de seguir con los ensayos y toda la parafernalia.
Me guarde mi orgullo en el bolsillo. Seguí desde nuestro rincón los pormenores de su disparatada dirección que dió lugar a una obra donde el protagonizaba todos los espacios que podía y donde las ideas emanadas de la creatividad de los y las estudiantes apenas estuvo presente.
Centró la obra en la historia real de una de las niñas que tuvo un bebé a principios de este año, en tercero medio, y logró que ella protagonizara dicho guión lo que considero absurdo, pero la guinda de la torta es que en medio de la función, con autoridades presentes y las familias de los chicos y chicas, el apareciera con el bebé en brazos caminando desde la entrada hasta el escenario en medio de la escena donde ella hablaba de la importancia de su hijo en su vida. Sus palabras, mientras caminaba con el niño en brazos y la chiquilla rompía en llanto arriba frente a toda la audiencia, fueron " un buen comediante no se quiebra y sigue la función".
Nada más alejado de el espíritu de este encuentro, nada más efectista y carente de sentido humano.
No escribo más por que ya me dio rabia de nuevo.