Caminé, por ahorrar unas lucas, hasta Vicuña con Agrícola. Caminé como siempre, sin mucha preocupación y estando alerta. Cerca de Campo de Deportes un par de muchachos con vestimentas de raperos muy producidos me pidieron una moneda, los miré y pasé con el gesto de nada tengo. Me quedé pensando un poco en esto del lenguaje que usaron y del abuso que ha experimentado la palabra "hermano" y su diminutivo. Enestas cavilaciones absurdas estaba cuando llegué a Vicuña. Crucé para tomar el taxi, mas un tipo de unos 26 años y más alto que yo me pidio dinero y preferí seguir viaje hasta la otra esquina. Algo me dijo que corría riesgo. Caminé algo preocupado y ensimismado no me di cuenta de que el tipo me siguió. Al volver la vista, llegando a la otra esquina, me percaté de su arribo. Me dirijió un par de palabras y algo en mi se disparó. Corri como un conejo asustado mientras el profería un amenazante "igual te voy a agarrar!". 80 o 100 metros más allá el tipo ya estaba encima mio, intenté inútilmente una última maniobra, cruce Vicuña a toda velocidad pero él era más rapido, tenía piernas más largas y de seguro estaba más acostumbrado a correr que yo. me tenía cercado, cansado por el esfuerzo físico y mental. Su mano derecha buscó en el ancho bolsillo de su pantalón. Me desesperé. Tome la manga a la altura de su muñeca y no deje que usara el filo que blandía, Vicuña Mackenna estaba desierta a las 2:30 de la mañana.
Traté de forcejear todo lo posible en la espera de algunos autos que se veían aproximandose a lo lejos. Pasaron rapidamente, en mi cabeza escuchaba los "Mira .. pobre weon lo estan asaltando", "Que lata wn... como esta la delincuencia", "Puta donde estan los pacos cuando se les necesita". En mis oidos escuchaba "Pasa el celular culiao y la plata.. sueltame conchetumare por que te la voy a pegar TE LA VOY A PEGAR!!". A tierra en el forcejeo y yo gritaba "ayuda!!". El lugar es un complejo de industrias y bodegas, nadie respondió evidentemente. Al cabo de unos instantes sin tiempo el forcejeo se dividía en mi concentración por su mano armada y su revisión con la mano libre que le quedaba... noté su cansancio, estaba encima mio y mis piernas no alcanzaban su cuello. Mi mente daba fugaces luces de conciencia al pensar en algunas limitadas estrategias más agresivas, pero mi pavor corporal era más fuerte y nada de lo que mis neuronas daban como alternativa se realizaba. Cejó el forcejeo abruptamente, el se incorporó y salió trotando. poco despues me dí cuenta que habia sustraido de mi bolsillo derecho un monedero con unos 300 pesos. Yo lo miré alejarse y en vano busqué alguna ayuda, alguna mirada humana, algun radiopatrullas.
Me debatía entre la angustia y la ira y solo atine a caminar, como zombie hasta tomar un taxí y entrar a casa y sentirme extraño, sin poder llorar, sin poder dormir, sin poder contarlo, sin dejar de pensar, sin dejar de odiarlo, sin dejar de buscar remedios, sin dejar de imaginar con que cara vería a los chicos de la cárcel de Puente Alto, sin dejar de concebir un momento de venganza, sin dejar de percibir la impunidad en el aire, sin dejar de sentir en carne propia lo que ocurre a diario en esta ciudad.