Monday, July 10, 2006

Irarrazabal con Ricardo Lyon

Me molesta que dispongan de mi tiempo.
Salgo del departamento a la hora precisa, usando mi tiempo con distribución al centímetro, aprovechando al máximo mis ratos de ocio. Sin embargo me encuentro arriba del bus con un conductor que conversa sin cesar con el "inspector". A la vuelta de la rueda, sin asco. calculo 10 minutos de atraso al ritmo que llevamos, maldita sea.
Santa Isabel con Vicuña y no hay cambios. La verborrea del "copiloto" (que en este caso no es Dios) nos pasea por un sinnúmero de recodos de su azarosa vida; el catalítico hecho añicos de su auto, la desabolladura, las visitas en el fin de semana a los malls, la máquina nueva del jefe y otros motivos del ámbito "tuerca", la estabilidad laboral y el transantiago. Me doy cuenta que el tipo debiera ser ministro de transporte, es una eminencia en el campo.
Silencio...
El milagro lo produce un semáforo, el de Vicuña con Alameda, donde los pasajeros a Maipú suben por docenas. dos luces rojas pasan antes de que estemos de lleno en la principal arteria capitalina. Extraño esto de "arteria", cuando lo que circula lejos está de traernos oxigeno.
El bus parece acelerar en el tramo Plaza Italia-Cerro Santa Lucía, olvidandose del incendiado Diego Portales y se detiene al pasar justo frente al mural homenaje a Gabriela Mistral. El chofer se toma las cosas con calma de ahí en adelante y saca número para tomar pasajeros y dejar a otros en el paradero ubicado en la Biblioteca Nacional.
Suben más de 15 personas y ni me quiero enterar de la hora. La semana pasada falte a mi clase por motivos que no relataré y ya me produce angustia no estar allá a la hora. Consigo relajarme solo cuando parte.
Mi celular suena y contesto. La extensión de la llamada no me permite darme cuenta que avanzamos a paso de caracol y cuando cuelgo me doy cuenta que recien estamos pasados 50 metros del paseo Ahumada donde suben muchas personas que sobrepoblan los pasillos del transporte. Varios minutos pasan y no me puedo hacer el leso con la hora, la vi al colgar el celular. Calculo 20 minutos de atraso. En cuanto partimos me invade el vértigo, al llegar al paredero de calle dieciocho puedo "respirar", mis pies se devoran los metros, ya llego, ya llego, por fin llego a sumergirme en la experiencia del aula. Solo soy feliz cuando las miro a los ojos y comienzo mi clase.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home


Santa Fe Lasik